
Hemos decidido desayunar en alguna cafetería de
la ciudad en lugar de hacerlo en el hotel, y nos ha costado un poco dar con
una. Cracovia es una ciudad que no madruga, es complicado encontrar establecimientos abiertos antes de las 9.30
horas. Tras estar un rato en busca de algún lugar donde tomar un café,
finamente damos con una pastelería cercana a Wawel hill, en el inicio del
barrio judío o Kazimierz en polaco.
El desayuno no se puede decir que no haya sido
dulce, los bollos y pasteles son enormes con kilos de azúcar. Pero tienen una
pinta....con dos cafés y dos bollos hemos comenzado el día.
Lo primero que hoy hemos decidido hacer es
visitar el castillo más conocido como Wawel hill. A la hora de visitar este
monumento hay que tener en cuenta que tanto los sábados como los domingos está
cerrado.
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Wawel hill |
Cuando visitamos Wawel tenemos que saber que no pagas una entrada y ya está, a visitar. No. El castillo tiene
distintas partes para ver, y tu pagas en función de lo que te interesa ver. En
nuestro caso pagamos por ver: los apartamentos privados, el palacio real y la
cueva del dragón. El precio de la entrada fue 92PLN, 23 euros aproximadamente.
Los apartamentos reales únicamente se pueden ver
con un guía y debe ser en Polaco o Inglés.
Este castillo es un símbolo de la nación de
Polonia. Situado en una colina del mismo nombre es el edificio más importante
de todo el país. Aquí puedes visitar la catedral de San Wenceslao de forma gratuita. Esta
catedral está considerada como el edificio espiritual del país.
La visita a la cueva del dragón es un poco
decepcionante. Este es el lugar donde se cree que vivía el dragón de wawel. Cuenta
la leyenda que había un dragón que se comía a los ciudadanos de Cracovia. Nadie
sabía qué hacer para matarlo hasta que un día un zapatero decidió matar un
cordero, vaciarlo y llenarlo de azufre. Cuando el dragón lo comió, le entró una
sed terrible que le hizo beberse todo el río Vístula hasta que explotó. Únicamente
ves un túnel de 270 m, y a la salida del
mismo una estatua del dragón. La visita no es cara, pero se puede prescindir de
ella, e ir directamente a ver la estatua paseando por las murallas. Esto es
gratis.
El palacio real sí es una gran visita. Este
palacio fue morada de reyes y presidentes del país y aunque está parcialmente
reconstruido por culpa de diversos incendios, es una de esas visitas que nos
gusta hacer, por su valor histórico y su interesante arquitectura. Como decimos, altamente recomendable la visita. A nosotros más o menos nos costó una hora
visitar todas las estancias con calma.

Nos quedamos con las ganas de visitar la torre,
pero estaba cerrada, así que ya hemos dejado algo por ver para nuestra próxima
visita a Cracovia.
Finalmente entre una visita y otra, pasas en el castillo prácticamente toda la mañana, algo con lo que hay que contar para traerse algo de beber y de comer, aunque a nosotros con el frío que hace, lo único que nos apetece beber es un chocolate bien caliente.
La primera parte de la tarde,
hemos decidido pasarla en la parte histórica de la ciudad, o como aquí le
llaman el Old Town. Situado a poco más de 5 minutos andando, la antigua capital
de Polonia, tiene la mayor plaza de mercado de toda Europa. En la edad media,
casi con toda seguridad esta plaza era el centro de Europa. En la actualidad
figura en la lista de la Unesco. La parte antigua es muy chiquitita pero tiene
un encanto embriagador.
Finalmente entre una visita y otra, pasas en el castillo prácticamente toda la mañana, algo con lo que hay que contar para traerse algo de beber y de comer, aunque a nosotros con el frío que hace, lo único que nos apetece beber es un chocolate bien caliente.
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Ruta Real |
Empezamos nuestro recorrido por
la calle Grodzka, dirección a la plaza del mercado. Esta calle va directamente
hasta el barbican y en la edad media se conocía como la ruta real.
Lo primero que hemos visitado ha
sido la Iglesia de San Pedro y San Pablo. Esta iglesia jesuita data de 1600,
esta llamativa iglesia de estilo renacentista vale más por su exterior que por
su interior bastante renovado. Aunque esto último tampoco lo podemos atestiguar,
ya que estaba cerrada, cosas de la espiritualidad de la semana santa.
Esta ha sido
nuestra introducción a la gastronomía polaca, y la verdad no podía haber sido
mejor. Para empezar, teniendo en cuenta el frío que hace, hemos pedido dos
sopas. Una de ella de pollo con fideos caseros y verduritas, y la otra de remolacha
con raviolis de carne, para continuar un pastel de carne con capas de patatas
panaderas y salsa de carne que quitaba todas las penas, y unos saquitos de col
rellenos de arroz frito y carne guisada con salsa de tomate. Todo esto regado
con cerveza del país, hemos pagado 96 PLN o lo que es lo mismo 24 euros.
Nosotros hemos salido encantados, y lo que es más importante, con las pilas
recargadas, porque madre mía que frío.
Continuando nuestro camino,
decidimos ir mirando ya lugares donde comer, ya que se nos ha echado encima la
hora, y aquí al igual que en casi toda Europa comen pronto. No hemos tardado
mucho en decidirnos, de hecho, algo raro en nosotros hemos entrado en el primer
restaurante que hemos visto. Nos ha llamado bastante la atención su carta, sus
precios y la cantidad de gente que entraba. Y donde entra mucha gente es
porque dan bien de comer. El restaurante merece la pena ser nombrado, Miod Malina, buen ambiente, buena comida e importante buen precio.
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Basílica Santa María |
Nuestro camino continua hacia la
plaza del mercado o como ellos la llaman Rynek, seguramente el punto más
importante de la ciudad. Se trata de una plaza de 200 metros de largo por otros
200 metros de ancho, una barbaridad. Alrededor de la misma encontramos los
edificios más importantes de la ciudad.
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Mercado de los Paños |
En uno de los extremos de la
plaza está la basílica de Santa María, famosa porque desde una de sus torres
cada hora un trompetista toca hejnał mariacki, que se interrumpe a mitad de canción
como sucedió cuando el trompetista recibió un flechazo avisando a la ciudad de
la invasión mongola. Lo más importante de esta basílica es su retablo y su
fantástico techo azul. Nuevamente esto es algo que no podemos atestiguar, ya
que como esta mañana, aquí tampoco podemos entrar porque estaban en misa.
Al otro lado de la plaza, está la
torre del ayuntamiento, del siglo XIV. De estilo gótico se puede subir hasta
arriba, desde donde las vistas son preciosas. ¿Pero a que no os podéis imaginar
que nos ocurrió? Sí, efectivamente estaba cerrada.
Pero donde sí pudimos entrar fue
en la iglesia de San Adalberto. Es un templo pequeño, más interesante por su exterior,
una mezcla de pre-romano románico, gótico, renacentista y barroco, que por su
interior. Esta es la iglesia más antigua de Cracovia, data del siglo XI.
Después de pasar un buen rato por
la plaza del mercado sacando fotos, y disfrutando de su mercado medieval hemos
seguido por la calle Florianska hacía el Barbican y la Puerta Florianska.
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Barbican |
La puerta Florianska es un pequeño tramo de murallas que queda en la actualidad. Se trata de una torre del siglo XIV, por donde se accedía a la ciudad. Previamente había que pasar por el Barbican.
La parte histórica de la ciudad,
es un lugar evocador y con mucho encanto, pero es muy pequeña, con lo que en unas
pocas horas la puedes ver tranquilamente. Y teniendo en cuenta que muchos de
los lugares estaban cerrados por semana santa, no nos ha llevado más de media
tarde visitarla. Así que sobre las 17 horas tomamos la decisión de acercarnos hacia el
barrio judío, también conocido como Kazimierz, pero antes de ello, paramos en una cafetería a tomarnos un café caliente con un trozo enorme de tarta.
El frío nos persigue muy de cerca, y no es buen compañero.
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Puerta Florianska |
Para guiarnos por este laberíntico barrio, tiramos del mapa de nuestra guía que nos ha llevado hasta los monumentos más emblemáticos de este barrio. El primer sitio al que llegamos fue al museo Etnográfico, antiguo ayuntamiento de Kazimierz, cuando en lugar de barrio era un pueblo independiente de Cracovia.
Decidimos no entrar, ya que
tampoco nos atrae demasiado, y preferimos sumergirnos en la historia de barrio
visitando sus calles y sus sinagogas. Atrae mucho más.
En una de las esquinas de la plaza Wolnica está la iglesia Corpus Cristi. Este edificio de ladrillos rojos de estilo barroco es una de las iglesias más grandes de Cracovia y la primera en el barrio de Kazimierz. Lo más destacado es el retablo y el púlpito en forma de barca. Merece la pena pararse un rato a visitarla. Siempre está llena de gente orando.
En una de las esquinas de la plaza Wolnica está la iglesia Corpus Cristi. Este edificio de ladrillos rojos de estilo barroco es una de las iglesias más grandes de Cracovia y la primera en el barrio de Kazimierz. Lo más destacado es el retablo y el púlpito en forma de barca. Merece la pena pararse un rato a visitarla. Siempre está llena de gente orando.
Continuamos nuestro camino por
las calles del barrio hacia la Gran
Sinagoga, la tercera sinagoga más antigua de Cracovia. Pero al llegar, nos
encontramos con que está cerrada y no podemos verla, nos quedamos con las
ganas. No es una sinagoga sencilla de encontrar, ya que exteriormente parece un simple edificio, pero la reconoceréis por su oscura fachada, y por la librería que hay en sus bajos.
En nuestro empeño por seguir descubriendo este barrio, proseguimos con nuestro paseo, directos hacia la sinagoga de Isaac, que nos ha costado encontrar. Hemos tenido un momento de
desconcierto, no nos hemos entendido con nuestro mapa, y este nos ha jugado una
mala pasada. Finalmente damos con esta pequeña sinagoga de estilo barroco judaico en la que tampoco podemos entrar. Esta sinagoga fue regalada por un judío rico
Izaak Jakubowicz a la ciudad de Cracovia.
Empezamos a pensar que viajar a Cracovia en semana santa no es una gran idea ya que están la mayoría de los monumentos históricos cerrados. Será algo incómodo con lo que tendremos que lidiar, seguramente no será el último edificio que encontremos cerrado.
Empezamos a pensar que viajar a Cracovia en semana santa no es una gran idea ya que están la mayoría de los monumentos históricos cerrados. Será algo incómodo con lo que tendremos que lidiar, seguramente no será el último edificio que encontremos cerrado.
La sinagoga está en una pequeña
plaza, muy animada, llena de restaurantes de gastronomía judía y bares de moda. Un lugar entretenido, sin duda.
En un extremo de esta plaza está la sinagoga vieja. En la actualidad es la sinagoga
más antigua de Polonia, y uno de los monumentos históricos y
culturales más importantes de Europa, un referente en la cultura judía, que por
desgracia cerraba a las 17 horas de la tarde, con lo que nos tuvimos que conformar
con verla por afuera, que decepciona bastante. En un alarde de valentía, desesperado por ver una sinagoga en Cracovia, acordamos volver mañana antes de las 17 horas para verla.
Visto que hoy no es el día de las
visitas y que se va acercando la hora de buscar un lugar donde cenar, ponemos
rumbo al barrio histórico. Pero en nuestro camino damos con la sinagoga Temple,
que oh sorpresa !!! está abierta. Sin pensarlo más, nos tiramos como locos a su
interior, pero desgraciadamente somos placados por una mujer en el umbral de la
puerta que nos impide el paso a su interior. Aún no sabemos muy bien por qué,
pero entendimos algo así como que estaban oficiando. Menudo chasco. Y eso que
esta sinagoga, la más nueva de la ciudad, fue creada por los judíos
progresistas.
A medio camino entre Kazimier y
Old town está situado nuestro hotel, así que antes de buscar un lugar donde
disfrutar de una buena cena, pasamos por él para dejar las mochilas e informarnos
en recepción sobre el lugar donde mañana debemos coger el autobús para ir a
Auschwitz.
Para no correr ningún riesgo
mañana, antes de ir a cenar, preferimos buscar la estación de autobuses para
tener todo controlado. La estación no estaba muy lejos del hotel, más menos a
10 minutos andando. Ha sido bastante fácil dar con ella. Así que mañana no tendremos que madrugar tanto. Mejor.
De camino al barrio histórico encontramos
las Galerías Krakowska, unos grandes almacenes muy conocidos en Cracovia, donde aprovechamos para comprar
unas mallas. Hoy ha hecho un frío que pela, incluso nos ha nevado, y
teniendo en cuenta que mañana pasaremos prácticamente todo el día al aíre libre
nos vendrá bien este complemento debajo de los vaqueros. ¿Como serán aquí los
inviernos? dios!!!
No perdemos demasiado el tiempo en busca de un restaurante
donde poder cenar, en la misma plaza del mercado encontramos un lugar que por
su carta nos atrae, así que para adentro.

Para calmar nuestro apetito, escogemos unos pinchos morunos
de pollo y cerdo acompañados de tres salsas diferentes, y acompañado de unas
"tortitas de queso" acompañadas de una salsa de frutas del bosque. El
postre, un trozo de tarta de queso regado de un par de chupitos de vodka,
bebida nacional de Polonia.
Antes de ir al hotel, hemos hecho una parada en un pub que nos
pillaba de camino. Para despedir un día como este nada mejor que un par de
cervezas, con un par de chupitos de vodka, en este caso sabor a nuez.