Cracovia . 5 abril 2015

Nuestra primera intención era ir a las minas de sal de Wieliczka pero resulta que al ser Domingo de semana santa estaban cerradas. Vaya decepción. Ahora tendremos que cambiar nuestros planes.

Hemos decidido no madrugar en exceso, ya que finalmente nos quedaremos en Cracovia. Con lo que a las 8.30 nos hemos puesto en marcha. Lo que hemos podido comprobar a lo largo de todos estos días, es que Cracovia no madruga. Aquí no abren ningún establecimiento antes de las 10.00. Da lo mismo que sea entre semana o fin de semana. Es sorprendente, al tratarse de una ciudad tan turística. Así que hemos tenido problemas para encontrar una cafetería donde desayunar. Después de estar dando mil vueltas en busca de una que estuviese abierta, no nos ha quedado más remedio que entrar en un Mc Donald´s café. En fin, la dura vida del turista. Dos americanos con leche un donuts y una tarta de manzana, serán hoy nuestra primera comida del día.

Hoy nos dejaremos llevar por la ciudad, sin prisas, sin guías, sin recorridos, solo a donde nos lleven nuestros pasos y nuestras ganas. Así es como realmente se disfruta una ciudad. Seguramente no se verá tanto monumento, pero se vive la intensidad de la ciudad. Y hoy, nos toca ver como despierta Cracovia.

Collegium Maius
Lo primero que hemos visto ha sido el Collegium Maius, en el Old Town, se trata de el edificio universitario más antiguo de Polonia. En la actualidad alberga un museo. Cuentan las guías turísticas que su interior merece una visita. Nosotros nos tenemos que conformar con ver su exterior, ya que estaba cerrado.

Con posterioridad, hemos seguido dando un tranquilo paseo por el Old Town viendo como se pone en marcha. Lástima que el tiempo no acompaña, porque a estas horas ya hace un frío que pela. Al menos de momento no nieva, aunque será el primer día que no nieva.
Hemos pasado parte de la mañana en la plaza del mercado, donde más gente se mueve en esta ciudad.


Poco a poco hemos dirigido nuestros pasos hacia Kazimierz, donde nos han quedado alguna cosilla por ver. Hemos intentado  entrar en alguna de las sinagogas, pero nuevamente nos hemos encontrado con la puerta cerrada. Si durante la semana santa es difícil entrar, un Domingo podemos decir que imposible. Así que hemos decidido visitar una de las librerías más reconocidas de Cracovia, respecto a literatura judía. Aquí hemos podido comprar un libro de fotos de Cracovia. Un recuerdo que nunca puede faltar en nuestros viajes. Nos gusta hacer fotos, y somos de hacer muchas, pero buenas pocas. Así que de esta manera nos aseguramos que al llegar a casa tendremos unas grandes fotos de los lugares que visitamos.

También nos hacemos con un libro sobre la historia de Auschwitz en Castellano, y con un CD de música de un grupo judío, que está sonando en la tienda y nos ha gustado. Nos valdrá para el vídeo que haremos a nuestra vuelta con las fotos.

Desde la sinagoga vieja, hemos puesto dirección hacía la fábrica de Schindler, pero nos hemos equivocado de dirección y hemos aparecido en el Nuevo cementerio judío, así que hemos aprovechado que estábamos aquí para visitarlo. Desde afuera por supuesto, es Domingo de Pascua y está cerrado.

Pharmacy under the eagle
Ahora ya sí, bien situados en el mapa, ponemos rumbo a la famosa fábrica situada en el barrio de Podgórze, aunque primero llegamos a la farmacia del Águila, que aunque menos conocida que la fábrica  de Schindler tuvo un papel importante en el gueto. Este era un sitio donde los judíos podía encontrar ayuda por parte del dueño, el único habitante no judío del gueto. En la actualidad es una exposición permanente sobre lo que sucedió en esos oscuros días. Nosotros no entramos a verla, ya que tampoco parece ser de gran interés.

La farmacia está ubicada en la plaza Bohaterów getta "héroes del gueto". Este era el lugar desde donde salían los trenes llenos de judíos hacia distintos campos de concentración. Debido a las muchas horas que podían estar en este lugar, los judíos llevaban sus propias sillas para no estar de pie cargando con su equipaje. Debido a esto, la plaza se ha convertido en un memorial, repartiendo sillas vacías por toda la plaza. Un memorial que pone los pelos de punta.

Desde este punto triste de la historia de Cracovia, hemos puesto rumbo a la famosa fábrica de Schindler. Famosa a nivel mundial, gracias a la película "la lista de Schindler". Oskar Schindler, hombre de negocios y afiliado al partido nazi, que contrató, inicialmente, 350 judíos del campo de concentración de Plaszow, que consiguió mediante un pago al comandante del campo, el capitán Goetz. 
Fábrica Oskar Schindle.
Los operarios eran trasladados nuevamente al campo de concentración después de la jornada laboral. 
A través de sus conversaciones con sus obreros, Schindler comenzó a saber de las penurias que pasaban, y vislumbró los planes de exterminio de los alemanes, camuflados bajo el eufemismo de "reinstalación". A esto se sumó el exterminio de los judíos del Gueto de Cracovia, en 1943. 
Schindler cambió, entonces, su actitud, y comenzó a buscar el modo de salvar a tantos judíos del campo Plaszow como le fuera posible, con ayuda de su esposa Emilie y su contador, Itzhak Stern. Schindler acordó con Goetz el pago de una suma de dinero por cada persona que sacaba del campo de concentración. 
Para poder salvar a más prisioneros, amplió la fábrica y comenzó a fabricar municiones para el ejército alemán. Muchas de estas municiones salían con "defectos de fábrica", por órdenes del mismo Schindler.
Al finalizar la guerra, Schindler había logrado salvar más de 1200 judíos, a costa de invertir todo su dinero en la operación de rescate. 

En la actualidad la fábrica alberga una exposición no demasiado buena. O al menos eso es lo que hemos podido leer, ya que cuando nosotros hemos ido, estaba cerrada. Si ya sé que no os podéis imaginar que algo estuviese cerrado, pero así ha sido. Esta fábrica es uno de los lugares más visitados de toda Cracovia.


Tras sacar unas cuantas fotos a la fábrica, nuevamente nos dirigimos al Old town en busca de un lugar donde comer. Cracovia es una ciudad cómoda para andar, ya que las distancias no son grandes y es completamente llana. Así que la vuelta la hacemos también andando. Durante el camino nos ha vuelto a nevar. Esto comienza a ser ya costumbre. Frio sigue haciendo mucho, pero da la sensación de que nos estamos acostumbrando. 

Ya en la parte histórica de Cracovia, cerca de la plaza del mercado, buscamos un lugar donde comer. Ayer vimos un restaurante que nos llamo bastante la atención su carta, así que hoy iremos allí a comer. Se trata de un restaurante algo más caro que los otros, pero donde la comida tiene una pinta increíble. El Cznarna Kagzka "the black duck" es un restaurante de comida tradicional polaca, donde además nos ha atendido un tipo interesante que hablaba castellano bastante bien.

De picar unas empanadillas de pato con salsa picante, de primero y para compartir, medio pato asado al estilo polaco con salsa de champiñones, después carne de cerdo guisada con berza agridulce, servida dentro de una hogaza pequeña de pan. Para beber, dos jarras de medio litro de cerveza caliente condimentada con clavo. Que os voy a decir de esta comida. Cualquier calificativo se quedaría corto. Solamente diré que ha sido la mejor comida de todas las vacaciones. Y lo mejor ha sido el precio, que pese a ser la comida más cara hemos pagado 30 euros. ¿No está mal eh?

Para bajar la comida, que ha sido copiosa, pasamos parte de la tarde dando una vuelta por el mercadillo que hay en la plaza del mercado y paseando tranquilamente por la parte Antigua de Cracovia.

Hemos estado paseando alrededor de las antiguas murallas, sin la ansiedad de tener que ver algo concreto por que se nos acaba el tiempo. Pese a que hoy es nuestro último día en Cracovia, hemos visto prácticamente toda la ciudad, y nos llevamos un montón de recuerdos de los monumentos más importantes de esta ciudad.

Una de las pocas cosas que nos quedan por hacer, es entrar en la Basílica Mariacka, así que lo intentamos hoy. A ver si tenemos suerte y está abierta. Al llegar nos encontramos con dos sorpresas. La primera es que sí, está abierta. La segunda que pese a estar abierta, en la entrada hay un cartelón que dice: lugar de oración. Prohibida la entrada a turistas y prohibido fotografiar.

Basílica Mariacka

Después de pensarlo durante un rato, decidimos que las normas están para romperse. Así que metemos la cámara en la mochila y entramos en la basílica. Menos mal que ponía que estaba prohibida la entrada a los turistas, porque creo que de todos los que estábamos dentro no era de Cracovia ni el cura. Y lo de las fotos, pues imaginaros la escena, todo el mundo iba con una cámara en la mano. Vamos, que el "yo no sé inglés, soy de Murcia" funciona en todo el mundo. Mejor que quiten el cartel, porque total, solo está para coger polvo. 


El frío empieza a ser importante, es increíble como refresca en esta ciudad por las noches. Y teniendo en cuenta que empieza a ser la hora de cenar y que mañana tenemos que madrugar para coger el avión, iniciamos nuestra búsqueda de restaurante donde tomar nuestra ultima cena polaca.

Finalmente, decidimos cenar en el mismo grill donde cenamos el segundo día. Pero hoy probaremos las famosas salchichas polacas. Viva el colesterol. La cena consiste en unas patatas asadas con salsa de ajo, y una tabla de tres tipos diferentes de salchichas. Dos son unas salchichas blancas, otras dos pese a que ellos les llaman salchichas aunque es algo muy parecido al chorizo, muy fuerte de sabor., y las otras dos son unas morcillas de arroz, iguales que las que se comen en España, aunque algo más blandas.  No hemos podido acabarnos la tabla. Creo que pese a haber estado paseando toda la tarde, no he bajado aún la comida, y apenas tengo hambre.

Dzięki Kraków
Eso sí. Hemos despedido esta escapada a Cracovia, como se merece un gran viaje a una ciudad maltratada por la historia, pero que ha nosotros nos ha tratado de maravilla, con dos chupitos de Vodka.

ZDROWIE !!